lunes, 23 de noviembre de 2009

Código PEGI


Existen sistemas de clasificación para videojuegos en los que me declaro una ignorante total. Existen diferentes criterios para decidir qué videojuego comprar: el precio, la moda, las recomendaciones, etc. Uno de los factores fundamentales para definir la compra suele ser la clasificación que el mismo título sugiere. En el envoltorio podemos ver diferentes tipos de clasificación que podemos encontrar en los envoltorios.
La proliferación de palizas, accidentes y otros tipos de violencia en los videojuegos motivó el acuerdo de dieciséis países europeos, entre ellos España (hoy día se utiliza ya en la mayor parte de Europa, en 30 países) para establecer un código de autorregulación y una clasificación por edades de los distintos juegos. Este código paneuropeo, denominado PEGI (Pan European Game Information). En España, la Asociación de Distribuidores y Editores de Software de Entretenimiento (ADESE) ha realizado varias campañas, en colaboración con el Instituto Nacional de Consumo o el Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid, entre otros, repartiendo folletos para sensibilizar a los padres y ayudarles en la compra responsable de videojuegos según la edad y madurez, tanto afectiva como psicológica, de sus hijos. No se trata de una clasificación obligatoria. Son los propios fabricantes del videojuego los que voluntariamente pueden o no entregar sus títulos al Instituto Holandés de Clasificación de Material.
En el lateral de las cajas, el consumidor puede encontrar un recuadro negro con un número blanco muy visible y unos símbolos. El número es la edad a partir que se recomienda: más de 3 años, más de 7 años, más de 12 años, mayores de 16 años y mayores de 18, según el grado de violencia que contengan.
También aparecen iconos que indican la presencia de temas o escenas con lenguaje soez, discriminación, drogas, sexo, violencia o miedo.

Considero este código de gran utilidad aunque también he de señalar que al no ser una clasificación obligatoria muchos videojuegos pueden ser pasados por alto. Es necesario creo legislar en este sentido para que no se nos escape de las manos. También creo que sería de especial interés el hecho de informar, asesorar y preparar a los padres en temas como estos, los padres deben implicarse más y saber qué hacen y a qué juegan sus hijos.

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